sábado, 14 de abril de 2018

Boletín día 8 - El trabajo de la FAFG en la búsqueda de las personas desaparecidas

EL TRABAJO CIENTÍFICO EN LA BÚSQUEDA Y RECUPERACIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE DESAPARICIÓN FORZADA
 
 Equipo de Comunicación
 
Ciudad de Guatemala, 27 de marzo de 2018. Audiencia día 8. Durante la mañana se escucharon a dos expertas científicas que explicaron el peritaje de extracción de muestras de sangre y saliva para el análisis de ADN, la primera habló desde un enfoque antropológico forense y la segunda sobre la recolección de muestras genéticas para la identificación de restos humanos y el reporte de personas desaparecidas. 



La arqueóloga Claudia Eugenia Rivera Fernández destacó que la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) cuenta con un banco de datos genéticos para comparar las muestras de familiares de personas desaparecidas con las muestras de restos hallados en fosas clandestinas o instalaciones o exinstalaciones militares. 

La perita expuso los resultados del trabajo de la FAFG de 1992 a febrero de 2018, entre este se cuentan 1,668 investigaciones antropológico-forenses, que incluye la recuperación de 7,940 osamentas encontradas en 21 departamentos del país. Indicó que 1,510 osamentas fueron recuperadas dentro de 44 destacamentos militares, incluida la Zona Militar No. 21, donde se encontraron 561 restos óseos humanos, como parte de la búsqueda y recuperación de los cuerpos de personas desaparecidas. 

Rivera indicó que para el caso Molina Theissen se tomaron muestras referenciales, es decir, tomas de ADN a familiares, específicamente a la madre y hermanas de Marco Antonio, para ingresarlos en su banco de datos genético y así poder cotejarlos con los perfiles genéticos obtenidos de las osamentas encontradas. 

Entre los esfuerzos para recuperar el cuerpo de Marco Antonio Molina Theissen indicó que se requiere más información sobre su desaparición, un mapeo más extenso de lugares donde pudieran encontrarse más cementerios clandestinos, incluso en instalaciones militares que aún no han sido investigadas. Además, se necesitan más recursos económicos y de personal capacitado que representan varios millones de dólares, ya que una sola prueba de ADN en hueso tiene un costo de USD 300. 

La segunda perita, Mischel Marie Stephenson Ojea, especializada en genética y criminalística, explicó el proceso de recolección de muestras y la comparación de patrones para la obtención de perfiles genéticos, que son únicos para cada persona, los cuales son ingresados después en el banco genético de datos para hacer comparaciones y coincidencias genéticas para la identificación de personas. 

Agregó que la FAFG utiliza un sistema de identificación en desastres masivos (M-FISys), con un software complejo que analiza patrones e indica que una osamenta pertenece a una persona si el porcentaje de coincidencia del perfil genético es mayor al 99.9 %, lo cual asegura la confiabilidad del análisis. 

Stephenson afirmó que la prueba de ADN es la única que garantiza la identificación de osamentas que han sido encontradas en contextos abiertos, es decir, contextos en los que se desconocen las circunstancias en las que murieron personas, ya sea en desastres masivos como catástrofes, o grupos de osamentas encontradas en fosas clandestinas. 

A las preguntas de la defensa de Lucas García respecto de las certificaciones de la FAFG, Stephenson indicó que el laboratorio genético de la FAFG tiene el certificado de calidad ISO 17025 a nivel internacional y es el único de su tipo en Guatemala, lo cual significa que cumple con todos los procesos estandarizados para los análisis que realiza y también está debidamente certificado por las autoridades nacionales correspondientes. 
 
JUSTICIA PARA LA FAMILIA MOLINA THEISSEN

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