EL
TRABAJO CIENTÍFICO EN LA BÚSQUEDA Y RECUPERACIÓN DE LAS VÍCTIMAS
DE DESAPARICIÓN FORZADA
Equipo de Comunicación
Ciudad de Guatemala, 27 de marzo de 2018. Audiencia día 8. Durante la mañana se escucharon a dos expertas científicas que explicaron el peritaje de extracción de muestras de sangre y saliva para el análisis de ADN, la primera habló desde un enfoque antropológico forense y la segunda sobre la recolección de muestras genéticas para la identificación de restos humanos y el reporte de personas desaparecidas.
La arqueóloga Claudia Eugenia Rivera Fernández destacó que la
Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) cuenta con un
banco de datos genéticos para comparar las muestras de familiares de
personas desaparecidas con las muestras de restos hallados en fosas
clandestinas o instalaciones o exinstalaciones militares.
La perita expuso los resultados del trabajo de la FAFG de 1992 a
febrero de 2018, entre este se cuentan 1,668 investigaciones
antropológico-forenses, que incluye la recuperación de 7,940
osamentas encontradas en 21 departamentos del país. Indicó que
1,510 osamentas fueron recuperadas dentro de 44 destacamentos
militares, incluida la Zona Militar No. 21, donde se encontraron 561
restos óseos humanos, como parte de la búsqueda y recuperación de
los cuerpos de personas desaparecidas.
Rivera indicó que para el caso Molina Theissen se tomaron muestras
referenciales, es decir, tomas de ADN a familiares, específicamente
a la madre y hermanas de Marco Antonio, para ingresarlos en su banco
de datos genético y así poder cotejarlos con los perfiles genéticos
obtenidos de las osamentas encontradas.
Entre los esfuerzos para recuperar el cuerpo de Marco Antonio Molina
Theissen indicó que se requiere más información sobre su
desaparición, un mapeo más extenso de lugares donde pudieran
encontrarse más cementerios clandestinos, incluso en instalaciones
militares que aún no han sido investigadas. Además, se necesitan
más recursos económicos y de personal capacitado que representan
varios millones de dólares, ya que una sola prueba de ADN en hueso
tiene un costo de USD 300.
La segunda perita, Mischel Marie Stephenson Ojea, especializada en
genética y criminalística, explicó el proceso de recolección de
muestras y la comparación de patrones para la obtención de perfiles
genéticos, que son únicos para cada persona, los cuales son
ingresados después en el banco genético de datos para hacer
comparaciones y coincidencias genéticas para la identificación de
personas.
Agregó que la FAFG utiliza un sistema de identificación en
desastres masivos (M-FISys), con un software complejo que analiza
patrones e indica que una osamenta pertenece a una persona si el
porcentaje de coincidencia del perfil genético es mayor al 99.9 %,
lo cual asegura la confiabilidad del análisis.
Stephenson afirmó que la prueba de ADN es la única que garantiza la
identificación de osamentas que han sido encontradas en contextos
abiertos, es decir, contextos en los que se desconocen las
circunstancias en las que murieron personas, ya sea en desastres
masivos como catástrofes, o grupos de osamentas encontradas en fosas
clandestinas.
A
las preguntas de la defensa de Lucas García respecto de las
certificaciones de la FAFG, Stephenson indicó que el laboratorio
genético de la FAFG tiene el certificado de calidad ISO 17025 a
nivel internacional y es el único de su tipo en Guatemala, lo cual
significa que cumple con todos los procesos estandarizados para los
análisis que realiza y también está debidamente certificado por
las autoridades nacionales correspondientes.
JUSTICIA PARA LA FAMILIA MOLINA THEISSEN
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